Teléfonos que comunican continuamente y respuestas contradictorias, fueron todo lo que conseguimos de los servicios que las instituciones ponen a disposición de los usuarios en estos casos. La comunicación con ellas no fue posible hasta su llegada a Río y quedé aún más impresionada por el mal trato que habían recibido y que tiene mucho que ver con las declaraciones del sociólogo aparecidas en EL PAÍS, sólo que en vez de cómo "perros" Shirley y Priscila se sintieron como delincuentes.
Por eso no me sorprende que los brasileños hayan decidido "cerrar sus fronteras" a los españoles, ya lo hicieron anteriormente con los estadounidenses. Espero que Lula y Zapatero solucionen este problema lo antes posible, porque ya me ha sido denegado el derecho a recibir en mi casa a quien yo quiera, venga de donde venga, pero espero que no se me niegue también la posibilidad de volver a dar un paseo por Río y disfrutar de la maravillosa hospitalidad del pueblo brasileño.
A modo de despedida quiero también remarcar uno de los requisitos imprescindibles de admisión. Sesenta euros diarios es la cantidad que los extranjeros han de aportar para su entrada en el país. Es decir 1.800 euros para una estancia de un mes. Al parecer, ése es el dinero que necesitamos para sobrevivir los españoles, así que desde aquí aprovecho para animar al Gobierno a que esa cantidad sea fijada como salario mínimo base. Por proponer...
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